I want my Blog in Spanish and English.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Soy Católico y Gay y deseo encontrar a Dios

https://www.youtube.com/watch?v=ugY7f-DLZrc

lunes, 15 de diciembre de 2014

Lunes por las Benditas Almas del Purgatorio

GmailAdrian Prunotto <adrianprunotto@gmail.com>

[ † ] Lunes por las almas del Purgatorio. 15/12/2014. Santa Virginia ¡ruega por nosotros!

http://www.Iesvs.org <iesvs.org@gmail.com>15 de diciembre de 2014, 4:25
Responder a: evangelio+owners@googlegroups.com
Para: evangelio@googlegroups.com
JA
JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (21, 23-27)
Gloria a ti, Señor.
En aquellos días, mientras Jesús enseñaba en el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo y le preguntaron: “¿Con qué derecho haces todas estas cosas? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?” Jesús les respondió: “Yo también les voy a hacer una pregunta, y si me la responden, les diré con qué autoridad hago lo que hago: ¿De dónde venía el bautismo de Juan, del cielo o de la tierra?”
Ellos pensaron para sus adentros: “Si decimos que del cielo, él nos va a decir: ‘Entonces, ¿por qué no le creyeron?’ Si decimos que de los hombres, se nos va a echar encima el pueblo, porque todos tienen a Juan por un profeta”. Entonces respondieron: “No lo sabemos”.
Jesús les replicó: “Pues tampoco yo les digo con qué autoridad hago lo que hago”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las “palabras de vida eterna” (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: “si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). ¿Qué pensaríamos de un cónyuge que le dice a su pareja: “Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso”? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: “quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación” (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

† Misal

Tú eres nuestro Dios y salvador
Feria de Adviento: lunes de la 3a. semana
Ven, Señor, a visitarnos con tu paz
Antífona de Entrada
Oíd, pueblos, la palabra del Señor y anunciadla en todos los rincones de la tierra: “He aquí que vendrá nuestro salvador, ya no tengáis miedo”.
Oración Colecta
Oremos:
Escucha, Señor, nuestras plegarias y con la luz de tu Hijo, que viene a visitarnos, ilumina las tinieblas de nuestro corazón.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro de los Números (24, 2-7. 15-17)
En aquellos días, Balaam levantó los ojos y divisó a Israel acampado por tribus. Entonces el espíritu del Señor vino sobre él y pronunció este oráculo: “Oráculo de Balaam, hijo de Beor, palabra del varón de ojos penetrantes; oráculo del que escucha la palabra de Dios y contempla en éxtasis, con los ojos abiertos, la visión del todopoderoso.Qué bellas son tus tiendas,Jacob, y tus moradas, Israel.
Son como extensos valles, como jardines junto al río, como áloes que plantó el Señor, como cedros junto a la corriente. De su descendencia nace un héroe que domina sobre pueblos numerosos”.
Y de nuevo dijo: “Oráculo de Balaam, hijo de Beor, palabra del varón de ojos penetrantes, oráculo del que escucha la palabra de Dios y conoce la ciencia del Altísimo y contempla en éxtasis, con los ojos abiertos la visión del todopoderoso.
Yo lo veo, pero no en el presente; yo lo contemplo, pero no cercano: de Jacob se levanta una estrella y un cetro surge de Israel”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 24
Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina. Tú eres nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra esperanza.
Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Acuérdate, Señor, que son eternos tu amor y tu ternura. Según ese amor y esa ternura, acuérdate de nosotros.
Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Porque el Señor es recto y bondadoso, indica a los pecadores el sendero, guía por la senda recta a los humildes y descubre a los pobres sus caminos.
Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (21, 23-27)
Gloria a ti, Señor.
En aquellos días, mientras Jesús enseñaba en el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo y le preguntaron: “¿Con qué derecho haces todas estas cosas? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?” Jesús les respondió: “Yo también les voy a hacer una pregunta, y si me la responden, les diré con qué autoridad hago lo que hago: ¿De dónde venía el bautismo de Juan, del cielo o de la tierra?”
Ellos pensaron para sus adentros: “Si decimos que del cielo, él nos va a decir: ‘Entonces, ¿por qué no le creyeron?’ Si decimos que de los hombres, se nos va a echar encima el pueblo, porque todos tienen a Juan por un profeta”. Entonces respondieron: “No lo sabemos”.
Jesús les replicó: “Pues tampoco yo les digo con qué autoridad hago lo que hago”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, estas ofrendas que hemos tomado de tus mismos dones y concédenos que esta Eucaristía que estamos celebrando, nos alcance la salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Adviento III
Cristo, Señor y juez de la historia
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, es nuestro deber cantar en tu honor himnos de bendición y de alabanza, Padre todopoderoso, principio y fin de todo lo creado.
Tú nos has ocultado el día y la hora en que Cristo, tu Hijo, Señor y juez de la historia, aparecerá, revestido de poder y de gloria, sobre las nubes del cielo.
En aquel día terrible y glorioso pasará la figura de este mundo y nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva.
El mismo Señor que se nos mostrará entonces lleno de gloria viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la espera dichosa de su reino.
Por eso, mientras aguardamos su última venida, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Ven, Señor, a visitarnos con tu paz, para que nos alegremos delante de ti, de todo corazón.
Oración
después de la Comunión
Oremos:
Por nuestra participación en esta Eucaristía, enséñanos, Señor, a no poner nuestro corazón en las cosas pasajeras, sino en los bienes eternos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

† Meditación diaria
Adviento. 3ª semana. Lunes
LIMPIEZA DE CORAZÓN
— La Navidad nos llama a una mayor pureza interior. Frutos de la pureza de corazón. Los actos internos.
— La guarda del corazón.
— Los limpios de corazón verán a Dios ya en esta vida, y con plenitud en la vida eterna.
I. Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad la victoria. Ábrase la tierra y brote la salvación1.
La Navidad es una luz en la noche, y esta luz no se extinguirá jamás. Todo el que mire hacia Belén podrá contemplar a Jesús Niño, acompañado de María y de José; todo el que mire con corazón puro, porque Dios solo se manifiesta a los limpios de corazón2.
La Navidad es una llamada a la pureza interior. Muchos hombres quizá no vean nada cuando llegue esta fiesta, porque están ciegos para lo esencial: tienen el corazón lleno de cosas materiales o de suciedad y de miseria. La impureza de corazón es la que provoca la insensibilidad para las cosas de Dios, y también para muchas cosas humanas rectas, entre ellas la compasión por las desgracias de los hombres.
De un corazón puro nace la alegría, una mirada penetrante para lo divino, la confianza en Dios, el arrepentimiento sincero, el conocimiento de nosotros mismos y de nuestros pecados, la verdadera humildad, y un gran amor a Dios y a los demás.
En cierta ocasión, unos escribas y fariseos preguntaron a Jesús: ¿Por qué motivo tus discípulos incumplen la tradición de los antiguos no lavándose las manos cuando comen? El Señor aprovecha para hacerles ver que ellos descuidan preceptos importantísimos. Y les dice: ¡Hipócritas! Con razón profetizó de vosotros Isaías diciendo: Este pueblo me honra con los labios; pero su corazón está lejos de mí3.
Jesús convocó entonces al pueblo, porque va a declarar algo importante. No se trata de una interpretación más de un punto de la Ley, sino de algo fundamental. El Señor señala lo que verdaderamente hace a una persona pura o impura ante Dios.
Y llamando al pueblo les dijo: —Escuchadme y atended. Lo que entra por la boca no es lo que mancha al hombre, sino lo que sale de la boca, eso es lo que mancha al hombre4. Y un poco más tarde explicará aparte a sus discípulos: Lo que sale de la boca, sale del corazón, y eso es lo que mancha al hombre; porque del corazón es de donde salen los malos pensamientos, los homicidios, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias; estas cosas sí que manchan al hombre, pero comer sin lavarse las manos, eso no le mancha5. Lo que sale de la boca, del corazón sale. El hombre entero queda manchado por lo que ocurre en su corazón: malos deseos, despropósitos, envidias, rencores... Los mismos pecados externos que nombra el Señor, antes que en la misma acción externa, se han cometido ya en el interior del hombre. Ahí es donde se ama o se ofende a Dios.
A veces, sin embargo, la acción externa aumenta la bondad o la malicia del acto interno, por una mayor intensidad en la voluntariedad, por la ejemplaridad o escándalo que se siguen de dicha acción, por los bienes o daños causados al prójimo, etcétera. Pero es el interior del hombre lo que hay que conservar sano y limpio, y todo lo demás será puro y agradable a Dios.
El Señor llama bienaventurados y felices a quienes guardan su corazón. Y esta es tarea de cada día.
II. Guarda tu corazón, porque de él procede la vida6, dice el Libro de los Proverbios; y también proceden de él, la alegría y la paz, y la capacidad de amar, y la de hacer apostolado... ¡Con qué cuidado hemos de guardar el corazón! Porque, por otra parte, el corazón tiende a apegarse desordenadamente a personas y cosas.
Entre todos los fines de nuestra vida uno solo es verdaderamente necesario: llegar hasta la meta que Dios nos ha propuesto; alcanzar el Cielo, habiendo realizado nuestra propia vocación. Con tal de alcanzarlo, hay que estar dispuesto a perder cualquier cosa, a apartar todo lo que se interponga en el camino. Todo debe ser medio para alcanzar a Dios; y, si en vez de ser medio es un obstáculo, entonces habremos de rectificarlo o quitarlo. Las palabras del Señor son claras: Si tu ojo derecho te escandaliza, arráncatelo y tíralo... Y si tu mano derecha te escandaliza, córtala y arrójala de ti; porque más te vale que se pierda uno de tus miembros que no que todo el cuerpo sea arrojado al infierno7.
Con la expresión ojo derecho y mano derecha expresa el Señor lo que en un momento dado puede presentarse como algo muy estimado y valioso. Sin embargo, la santidad, la salvación –la propia y la del prójimo– es lo primero.
“Si tu ojo derecho te escandalizare..., ¡arráncalo y tíralo lejos! —¡Pobre corazón, que es el que te escandaliza!
“Apriétalo, estrújalo entre tus manos: no le des consuelos. —Y, lleno de una noble compasión, cuando los pida, dile despacio, como en confidencia: “Corazón, ¡corazón en la Cruz!, ¡corazón en la Cruz!”“8.
Las cosas que habremos de quitar o cortar en nuestra vida pueden ser de naturaleza muy diversa. Unas veces pueden ser cosas buenas en sí mismas, pero que se tornan desordenadas por egoísmo o falta de rectitud de intención.
Muchas veces no se tratará de cosas importantes, sino de pequeños caprichos, faltas habituales de templanza, falta de dominio del carácter, excesiva preocupación por las cosas materiales, etcétera. Cosas que hay que cortar y tirar, porque, casi siempre, son esos detalles que parecen pequeños los que dejan al alma sumida en la mediocridad. “Mira –dice San Agustín– cómo el agua del mar se filtra por las rendijas del casco y poco a poco llena las bodegas del barco, y, si no se la saca, sumerge la nave... Imitad a los navegantes: sus manos no cesan hasta secar el hondón del barco; no cesen las vuestras de obrar el bien. Sin embargo, a pesar de todo, volverá a llenarse otra vez el fondo de la nave, porque persisten las rendijas de la flaqueza humana; y de nuevo será necesario achicar el agua”9. Esos obstáculos y tendencias que no se arrancan de una sola vez, sino que exigen una disposición de lucha alegre, nos ayudan, en gran medida, a ser más humildes.
El amor a la Confesión frecuente y el examen diario de conciencia nos ayudan a mantener el alma más limpia y dispuesta para contemplar a Jesús en la gruta de Belén, a pesar de nuestras patentes flaquezas diarias.
III. Los limpios de corazón verán a Dios. “Con toda razón se promete a los limpios de corazón la bienaventuranza de la visión divina. Nunca una vida manchada podrá contemplar el esplendor de la luz verdadera, pues aquello mismo que constituirá el gozo de las almas limpias será el castigo de las que estén manchadas”10.
Si está limpio el corazón sabremos reconocer a Cristo en la intimidad de la oración, en medio del trabajo, en los acontecimientos de nuestra vida ordinaria. Él vive y sigue actuando en nosotros. Un cristiano que busca al Señor con sinceridad, lo encuentra; porque es el mismo Señor quien nos busca.
Si faltara pureza interior, los signos más claros no nos dirán nada y los interpretaríamos torcidamente, como hicieron los fariseos, e incluso podrían escandalizarnos. Las buenas disposiciones son necesarias para ver a Dios y las obras de Dios en el mundo.
La contemplación de Dios en esta vida nos obliga dichosamente a vivir hacia dentro, a guardar los sentidos, a no dejar las pequeñas mortificaciones que cada día ofrecemos al Señor. Este recogimiento interior es compatible con el trabajo intenso y con las relaciones sociales de una persona que ha de vivir en medio del mundo.
“¿Cómo va ese corazón? —No te me inquietes: los santos –que eran seres conformados y normales, como tú y como yo– sentían también esas “naturales” inclinaciones. Y si no las hubieran sentido, su reacción “sobrenatural” de guardar su corazón –alma y cuerpo– para Dios, en vez de entregarlo a una criatura, poco mérito habría tenido.
“Por eso, visto el camino, creo que la flaqueza del corazón no debe ser obstáculo para un alma decidida y “bien enamorada”“11.
Esta vida contemplativa está al alcance de todo cristiano, pero es necesaria una decisión firme y seria de buscar a Dios en todas las cosas, de purificarse y de reparar por las faltas y pecados cometidos. Es siempre una gracia de Dios, que no niega a quien la pide con humildad. Es un don para pedir especialmente durante el Adviento.
Después, si hemos sido fieles, vendrá el conocimiento perfecto de Dios, inmediato, claro y total, siempre dentro de las posibilidades de la naturaleza creada y finita del hombre. Lo veremos cuando llegue el fin, quizá para nosotros dentro de poco tiempo. Conoceremos a Dios como Él nos conoce a nosotros, directamente y cara a cara: Sabemos que, cuando aparezca, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es12. El hombre podrá entonces mirar a Dios, sin cegarse y sin morir. Podremos contemplar a Dios, a quien hemos procurado servir toda nuestra vida.
Contemplaremos a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo. Y, muy cerca de la Trinidad Beatísima, a Santa María, Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo.
1 Is 45, 8. — 2 Cfr. Mt 5, 8. — 3 Mt 15, 7-8. — 4 Mt 15, 10.  5 Mt 15, 18-20. — 6 Prov 4, 23. — 7 Mt 5, 29-30. — 8 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 163.  9 San Agustín, Sermón 16, 7. — 10 San León Magno, Sermón 95, Sobre las bienaventuranzas. — 11 San Josemaría Escrivá, o. c., n. 164. — 12 1 Jn 3, 3.
___________________________________________________________________________________________

† Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

Santa María de la RosaFundadora
Año 1855

Señor: concédenos también a nosotros el ser capaces
de gastarnos y desgastarnos por servir a
tus hijos más pobres de la tierra.
Con gusto me gastaré y me desgastaré para que Cristo
sea más amado y más conocido (San Pablo).
Nació en Brescia (Italia) en 1813. Quedó huérfana de madre cuando apenas tenía 11 años.
Cuando ella tenía 17 años, su padre le presentó un joven diciéndole que había decidido que él fuera su esposo. La muchacha se asustó y corrió donde el párroco, que era un santo varón de Dios, a comunicarle que se había propuesto permanecer siempre soltera y dedicarse totalmente a obras de caridad. El sacerdote fue donde el papá de la joven y le contó la determinación de su hija. El señor De la Rosa aceptó casi inmediatamente la decisión de María, y la apoyó más tarde en la realización de sus obras de caridad, aunque muchas veces le parecían exageradas o demasiado atrevidas.
El padre de María tenía unas fábricas de tejidos y la joven organizó a las obreras que allí trabajaban y con ellas fundó una asociación destinada a ayudarse unas a otras y a ejercitarse en obras de piedad y de caridad.
En la finca de sus padres fundó también con las campesinas de los alrededores una asociación religiosa que las enfervorizó muchísimo.
En su parroquia organizó retiros y misiones especiales para las mujeres, y el cambio y la transformación entre ellas fue tan admirable que al párroco le parecía que esas mujeres se habían transformado en otras. ¡Así de cambiadas estaban en lo espiritual!.
En 1836 llegó la peste del cólera a Brescia, y María con permiso de su padre (que se lo concedió con gran temor) se fue a los hospitales a atender a los millares de contagiados. Luego se asoció con una viuda que tenía mucha experiencia en esas labores de enfermería, y entre las dos dieron tales muestras de heroísmo en atender a los apestados, que la gente de la ciudad se quedó admirada.
Después de la peste, como habían quedado tantas niñas huérfanas, el municipio formó unos talleres artesanales y los confió a la dirección de María de la Rosa que apenas tenía 24 años, pero ya era estimada en toda la ciudad. Ella desempeñó ese cargo con gran eficacia durante dos años, pero luego viendo que en las obras oficiales se tropieza con muchas trabas que quitan la libertad de acción, dispuso organizar su propia obra y abrió por su cuenta un internado para las niñas huérfanas o muy pobres. Poco después abrió también un instituto para niñas sordomudas. Todo esto es admirable en una joven que todavía no cumplía los 30 años y que era de salud sumamente débil. Pero la gracia de Dios concede inmensa fortaleza.
La gente se admiraba al ver en esta joven apóstol unas cualidades excepcionales. Así por ejemplo un día en que unos caballos se desbocaron y amenazaban con enviar a un precipicio a los pasajeros de una carroza, ella se lanzó hacia el puesto del conductor y logró dominar los enloquecidos caballos y detenerlos. En ciertos casos muy difíciles se escuchaban de sus labios unas respuestas tan llenas de inteligencia que proporcionaban la solución a los problemas que parecían imposibles de arreglar. En los ratos libres se dedicaba a leer libros de religión y llegó a poseer tan fuertes conocimientos teológicos que los sacerdotes se admiraban al escucharla. Poseía una memoria feliz que le permitía recordar con pasmosa precisión los nombres de las personas que habían hablado con ella, y los problemas que le habían consultado; y esto le fue muy útil en su apostolado.
En 1840 fue fundada en Brescia por Monseñor Pinzoni una asociación piadosa de mujeres para atender a los enfermos de los hospitales. Como superiora fue nombrada María de la Rosa. Las socias se llamaban Doncellas de la Caridad.
Al principio sólo eran cuatro jóvenes, pero a los tres meses ya eran 32.
Muchas personas admiraban la obra que las Doncellas de la Caridad hacían en los hospitales, atendiendo a los más abandonados y repugnantes enfermos, pero otros se dedicaron a criticarlas y a tratar de echarlas de allí para que no lograran llevar el mensaje de la religión a los moribundos. La santa comentando esto, escribía: "Espero que no sea esta la última contradicción. Francamente me habría dado pena que no hubiéramos sido perseguidas".
Fueron luego llamadas a ayudar en el hospital militar pero los médicos y algunos militares empezaron a pedir que las echaran de allí porque con estas religiosas no podían tener los atrevimientos que tenían con las otras enfermeras. Pero las gentes pedían que se quedaran porque su caridad era admirable con todos los enfermos.
Last_Supper2Un día unos soldados atrevidos quisieron entrar al sitio donde estaban las religiosas y las enfermeras a irrespetarlas. Santa María de la Rosa tomó un crucifijo en sus manos y acompañada por seis religiosas que llevaban cirios encendidos se les enfrentó prohibiéndoles en nombre de Dios penetrar en aquellas habitaciones. Los 12 soldados vacilaron un momento, se detuvieron y se alejaron rápidamente. El crucifijo fue guardado después con gran respeto como una reliquia, y muchos enfermos lo besaban con gran devoción.
En la comunidad se cambió su nombre de María de la Rosa por el de María del Crucificado. Y a sus religiosas les insistía frecuentemente en que no se dejaran llevar por el "activismo", que consiste en dedicarse todo el día a trabajar y atender a las gentes, sin consagrarle el tiempo suficiente a la oración, al silencio y a la meditación. En 1850 se fue a Roma y obtuvo que el Sumo Pontífice Pío Nono aprobara su consagración. La gente se admiraba de que hubiera logrado en tan poco tiempo lo que otras comunidades no consiguen sino en bastantes años. Pero ella era sumamente ágil en buscar soluciones.
Solía decir: "No puedo ir a acostarme con la conciencia tranquila los días en que he perdido la oportunidad, por pequeña que esta sea, de impedir algún mal o de hacer el bien". Esta era su especialidad: día y noche estaba pronta a acudir en auxilio de los enfermos, a asistir a algún pecador moribundo, a intervenir para poner paz entre los que peleaban, a consolar a quien sufría alguna pena.
Por eso Monseñor Pinzoni exclamaba: "La vida de esta mujer es un milagro que asombra a todos. Con una salud tan débil hace labores como de tres personas robustas".
Aunque apenas tenía 42 años, sus fuerzas ya estaban totalmente agotadas de tanto trabajar por pobres y enfermos. El viernes santo de 1855 recobró su salud como por milagro y pudo trabajar varios meses más.
Pero al final del año sufrió un ataque y el 15 de diciembre de ese año de 1855 pasó a la eternidad a recibir el premio de sus buenas obras.
Si Cristo prometió que quien obsequie aunque sea un vaso de agua a un discípulo suyo, no quedará sin recompensa, ¿qué tan grande será el premio que habrá recibido quien dedicó su vida entera a ayudar a los discípulos más pobres de Jesús?
Autor: Archidiócesis de Madrid Urbicio, Santo Biografía, 15 de diciembre de 802  
Urbicio, Santo
Urbicio, Santo
Diciembre 15



Simpático santo mitad español y mitad francés.

Urbicio o Urbe no es recordado porque ejerciera funciones eclesiásticas, quiero decir que no fue cura, ni fraile, ni obispo, ni papa. Tampoco es celebrado como mártir que sufriera crueles tormentos y entregara cruentamente su vida por la religión. No se debe su veneración a funciones de gobierno hechas ejemplarmente con visión cristiana de las realidades temporales, como sucede con tantos reyes y gobernantes cuya gestión les sirvió para ejercitar de modo heroico las virtudes. Ni es fundador de una familia religiosa. Ciertamente esto es a lo que nos tiene acostumbrados la más común hagiografía de los santos.

La leyenda sobre su vida nos lo presenta como nacido en Burdeos. Los moros que dominan España entran en Aquitania y lo hacen cautivo, cuando sólo tenía catorce años, junto con su madre Asteria. Madre e hijo llevan a partir de entonces su esclavitud con espíritu cristiano y anhelando siempre el tiempo de su liberación. Cuando la consigue Asteria, todos sus esfuerzos van encaminados a recaudar fondos con los que liberar a su hijo; pero, muere sin llegar a conseguirlo. Vive Urbicio en su cautiverio, y de modo ejemplar, aquellas virtudes que el Apóstol Pablo recomienda a los esclavos cristianos en las relaciones con sus dueños: sirve a su amo pensando que sirve al Amo de todos, se ejercita en la humildad, da ejemplo de honradez y de pureza; se hace notar por su continua y sincera piedad. El asunto de su libertad, estando en tierra hispana, lo tiene puesto es las manos de los niños santos de Alcalá, los santos Justo y Pastor.

Su libertad, cuando llega, la atribuye a la intercesión de estos santos de los que se siente deudor. Programa y realiza un viaje de agradecimiento a Alcalá y, viendo allí los peligros de profanación a que están expuestas las reliquias, las roba y lleva consigo a Burdeos.

La última fase de su vida se sitúa en Huesca donde está retirado y entregado a la oración, en completa pobreza y dura penitencia. En el valle de Nocito reproduce el antiguo estilo de los anacoretas egipcios. La gente del lugar visita al hombre santo ansiosa de recibir la instrucción cristiana que sale firme y bondadosa de su boca, se admira de su austeridad y se siente movida al amor a Dios y caridad con el prójimo ante su ejemplo.

Muere en el año 802.

El piadoso relato, adornado con recursos imaginativos, posiblemente supuso una ayuda importante para los cristianos que, en aquel momento histórico, sufrían duramente por el hecho de ser discípulos de Jesucristo. Quizá mantuvo en la fe a muchos y a lo mejor hasta les animó a practicar con valentía la piedad concomitante a la fe. Incluso debió responsabilizar a más de uno a ser catequista —apóstol— para los demás.

Hoy también nos vendría bien el impacto de unos cuantos "Urbes" bien repartidos por el Orbe. 
Seguro que existen. Sólo hay que descubrirlos.
Fuente: Carlos-Steeb.edu.ar Carlos Steeb, Santo Sacerdote, 15 de diciembre  
Carlos Steeb, Santo
Carlos Steeb, Santo
Carlos Steeb nace el 18 de diciembre de 1773 en Wurttemberg, Alemania. Pertenece a una familia de clase distinguida y fe luterana.

A los 15 años viaja a París para estudiar, pero a raíz de la revolución de 1789 deja Francia y luego llega a Verona (1792).

Comienza para él "la vida nueva". Se encuentra en un ambiente de católicos, conoce al Padre Leonardi que lo introduce en su labor con los pobres, los abandonados y los sin trabajo.

El joven Carlos va acercándose a la iglesia católica, fascinado por el esplendor de la Verdad. A los 19 años, pese a sentir nostalgia por su familia y saber que sus padres no lo aceptarán, decide confiarse a la Virgen María y expresa su determinación de ser católico, con un acto de entrega total, a Ella, la Madre de la Misericordia. Es así que a los 23 años es consagrado sacerdote por el obispo de Verona.

Por esos años, los tiempos son muy tristes: los ejércitos y las guerras dejan por toda Europa enfermos, heridos, muertos, pobres, y desamparados. Muchos de ellos vienen amontonados desorganizadamente al Lazareto, en Verona, donde el Padre Carlos encuentra al Cristo hombre, en el hombre sufriente.

Durante 18 años el Sacerdote, con entrañas de misericordia, se dedica a ellos conjugando el verbo "inclinarse", traduciendo la actitud maternal del cariño. Pero llega también a él la enfermedad que será su cruz física, para toda la vida.

En Europa, luego de la revolución llega la restauración, que trastoca nuevamente el orden establecido y conlleva angustia y dolor.

El Padre Carlos es buscado como confesor, padre bueno, y guía espiritual.

Por sus capacidades educativas junto al conocimiento del alemán y francés, el Sacerdote Steeb llega a ser profesor en el real colegio femenino y en el seminario de la ciudad de Verona. Se brinda con dedicación y sabiduría a los jóvenes ayudándolos en la búsqueda de sus valores, potencialidades y vocación personal.

Durante años viene delineando su proyecto, su ideal: encontrar corazones de Madres espirituales, consagradas a la caridad, y halla en Luisa Poloni, su hija espiritual, la concreción del sueño. Observa en ella un espíritu de sacrificio, de servicio, de capacidad organizativa frente a las situaciones adversas. Y luego de unos años de servicio gratuito, Luisa comienza a trabajar en el asilo de la ciudad, como enfermera y hermana, llevando el aliento de la fe a todas las personas.

Hacia 1835, ya muy cansado y enfermo, el Padre Carlos propone a Luisa generar un Instituto de las Hermanas de la Misericordia.

En el año 1848, Luisa Poloni emite los votos religiosos asumiendo el nombre de Sor Vicenta María. Con ella se consagran otras doce hermanas. Muchas otras jóvenes, en el tiempo, se unirán a las primeras para experimentar y vivir la Misericordia. Juntas ejercitarán las virtudes de la humildad, simplicidad y caridad que caracterizan el espíritu de las religiosas de esta familia.

En el mismo año, en Verona, explotan el cólera, la viruela y otras epidemias. La Madre Vicenta y sus hermanas "ofrecen" su vida en el cuidado de los contagiosos. Su carisma es amar con ternura de madres a tantos desdichados, hasta dar por ellos la vida: las hermanas se sienten amados por Dios y el Espíritu Santo las lleva a hacer experimentar a los hombres este mismo amor de Dios.

La Madre Vicenta cuida también de niñas y adolescentes brindando instrucción y formando corazones abiertos al bien y a la fe.

En el mismo período la Madre Vicenta enferma. El 11 de noviembre de 1855 muere, y es al Padre Steeb a quien toca abrir las puertas del cielo a su hija espiritual.

El fundador sigue sosteniendo la formación de las hermanas en el carisma de la caridad y del servicio, y ellas permanecen junto a él, testimoniando el amor por Dios y los hermanos.

El 15 de diciembre de 1856, a los 83 años, Dios se inclina sobre él y lo leva a su casa para siempre...

La iglesia reconoció las virtudes heroicas ejercidas durante su larga vida, y proclamó Beato al Padre Steeb, el 6 de julio de 1975 en Roma. Todas sus hijas sienten que su fundador, el Beato Padre Carlos Steeb, con su espíritu sigue forjando la identidad del instituto: "SERVIR AL HOMBRE EN HUMILDAD-SIMPLICIDAD-CARIDAD POR EL SOLO AMOR A DIOS".
Maximino, Santo Sacerdote, 15 de diciembre  
Diciembre 15

Etimológicamente significa “ el más grande”. Viene de la lengua latina.

Juan dice: “Andrés, el hermano de Simón Pedro, había oído a Juan y había seguido a Jesús. Encuentra a su hermano Simón y le dice: Hemos encontrado al Mesías (que se traduce Cristo)”.

Maximino era sumamente conocido en Verdun por su vida y la e de su tío, el sacerdote Hospocio.

Este tuvo que hacer de diplomático ante el rey Clodoveo a causa de una sublevación que el pueblo llevó a cabo contra el monarca.

Desde luego, gracias a su humildad y a su insistencia, el buen sacerdote logró que el rey perdonara a su pueblo.

Pero a cambio, el rey le pidió que se fuera con él a la corte de Orleáns acompañado de su sobrino.

Y se fueron. Sin embargo, la corte no era el mejor sitio para que é pudiese ejercitar su apostolado de sacerdote.

Cansados de esta clase de vida, le rogaron al rey que les permitiese salir del palacio.

Le pidió también un lugar en el que pudiera edificar un monasterio.

El soberano, que lo quería mucho, consintió.
Y efectivamente, se construyó el monasterio. Y cuentan que eran tan observantes los monjes que pronto se convirtió en un semillero de vocaciones y de monjes santos.

Además de sus plegarias y trabajo en la huerta, se dedicaban a socorrer a los pobres y les ayudaban en varias calamidades que se vinieron sobre aquella región.

Maximino, ya de sacerdote, hizo grandes obras para su pueblo antes de morir en el año 520.
Fuente: Vatican.va Virginia Centurione Bracelli, Santa Viuda, 15 Diciembre  
Virginia Centurione Bracelli, Santa
Virginia Centurione Bracelli, Santa
Virginia Centurione, viuda de Bracelli, nació el 2 de abril de 1587 en Génova (Italia). Fue hija de Jorge Centurione, dux de la República en el bienio 1621-1622, y de Lelia Spínola, ambos descendientes de familias de antigua nobleza. Bautizada dos días más tarde, recibió la primera formación religiosa y literaria de su madre y de un preceptor doméstico.

Aunque ya desde su adolescencia manifestó inclinación a la vida del claustro, tuvo que aceptar la decisión de su padre, que quiso que se casara, el 10 de diciembre de 1602, con Gaspar Grimaldi Bracelli, un joven rico, heredero de una ilustre familia, pero inclinado a una vida desordenada y al vicio del juego. De esa unión nacieron dos niñas: Lelia e Isabel.

La vida conyugal de Virginia duró poco tiempo. Gaspar Bracelli, no obstante el matrimonio y la paternidad, no abandonó su estilo de vida disipada, hasta el punto de poner en peligro su propia existencia. Virginia, con silenciosa paciencia, oración y amable atención, procuró convencer a su marido a emprender una conducta más morigerada. Desafortunadamente, Gaspar se enfermò, pero falleció cristianamente el 13 de junio de 1607 en Alessandria, asistido por su esposa, que se había trasladado allí para curarle.

Al quedarse viuda con sólo 20 años, Virginia hizo voto de castidad perpetua, rechazando las ocasiones de contraer segundas nupcias, tal como se lo propuso su padre, y vivió retirada en casa de su suegra, aplicándose a la educación y a la administración de los bienes de sus hijas y dedicándose a la oración y a la beneficencia.

En 1610 sintió más claramente la vocación especial a “servir a Dios en sus pobres”.Aunque estaba severamente controlada por su padre, y sin descuidar nunca el cuidado de su familia, comenzó a trabajar en favor de los necesitados. Los atendía directamente, distribuyendo en limosnas la mitad de sus propias rentas, o por medio de las instituciones benéficas de aquel tiempo.

Una vez que colocó de forma conveniente a sus hijas en el matrimonio, Virginia se dedicó por completo al cuidado de los muchachos abandonados, de los ancianos y de los enfermos, y a la promoción de los marginados.

La guerra entre la República de Génova y el Duque de Saboya, apoyado por Francia, sembrando el desempleo y el hambre, indujo a Virginia, en el invierno de 1624-1625, a acoger en casa, primero a unas quince jóvenes abandonadas, y luego, al aumentar el número de los prófugos en la ciudad, a todos los pobres que pudo, especialmente mujeres, proveyendo en todo a sus necesidades.

Tras el fallecimiento de su suegra, en el mes de agosto de 1625, no sólo comenzó a acoger a las jóvenes que llegaban espontáneamente, sino que ella misma andaba por la ciudad, sobre todo por los barrios de peor fama, en busca de las más necesitadas y que se hallaban en peligro de corrupción.

Para salir al paso de la creciente miseria, dio origen a las Cien Señoras de la Misericordia protectoras de los Pobres de Jesucristo, una asociación que, en unión con la organización local de las “Ocho Señoras de la Misericordia”, tenía la tarea específica de verificar directamente, a través de las visitas a domicilio, las necesidades de los pobres, especialmente si se trataba de pobres de solemnidad.

Al intensificar la iniciativa de la acogida de las jóvenes, sobre todo durante el tiempo de la peste y de la carestía de 1629-1630, Virginia se vio obligada a tomar en arriendo el convento vacío de Montecalvario, a donde se trasladó el 14 de abril de 1631 con sus acogidas, a las que puso bajo la protección de Nuestra Señora del Refugio. Tres años después la Obra contaba ya con tres casas en las que residían casi 300 acogidas.Por esto Virginia consideró oportuno pedir el reconocimiento oficial al Senado de la República, que lo concedió el 13 de diciembre de 1635.

Las acogidas de Nuestra Señora del Refugio se convirtieron para la Santa en sus “hijas” por excelencia, con las que compartía la comida y los vestidos, y a las instruía con el catecismo y las adiestraba en el trabajo para que se ganasen el propio sustento.

Proponiéndose dar a la Obra una sede propia, después de haber renunciado a la adquisición del Montecalvario debido a su precio demasiado elevado, compró dos casitas contiguas en la colina de Carignano, que, con la construcción de una nueva ala y de la iglesia dedicada a Nuestra Señora del Refugio, se convirtió en la casa-madre de la Obra.

El espíritu que animaba a la Institución fundada por Virginia Bracelli estaba ampliamente presente en la Regla redactada en los años 1644-1650. En ella se estable que todas las casas constituyen la única Obra de Nuestra Señora del Refugio, bajo la dirección y administración de los Protectores (laicos noble designados por el Senado de la República); se reafirma la división entre las “hijas” con hábito e “hijas” sin hábito; pero todas deben vivir - aunque no tengan votos - como las monjas más observantes, en obediencia y pobreza, trabajando y orando; además, deben estar dispuestas a ir a prestar servicio en los hospitales públicos, como si estuvieran obligadas por medio de un voto.

Con el tiempo la Obra se desarrollará en dos Congregaciones religiosas: las Hermanas de Nuestra Señora del Refugio de Monte Calvario y las Hijas de Nuestra Señora en el Monte Calvario.

Después del nombramiento de los Protectores (el 3 de julio de 1641), que eran considerados los verdaderos superiores de la Obra, Virginia Bracelli no quiso inmiscuirse más en el gobierno de la casa: ella estaba sometida a su querer y seguía sus disposiciones, incluso en la aceptación de cualquier joven necesitada. Virginia vivía como la última de sus “hijas”, dedicada al servicio de la casa: salía mañana y tarde a mendigar para conseguir el sustento para toda la casa. Se interesaba por todas como una madre, especialmente por las enfermas, prestándolas los servicios más humildes.

Ya en los años anteriores había comenzado una acción social sanadora, destinada a curar las raíces del mal y a prevenir las recaídas: a los enfermos y los inválidos se les había de internar en centros apropiados para ellos; los hombres útiles debían ser iniciados en el trabajo; las mujeres debían ejercitarse en los telares y en hacer labores de corte y confección; y los niños tenían la obligación de ir a la escuela.

Al crecer las actividades y redoblarse los esfuerzos, Virginia vio disminuir a su alrededor el número de colaboradoras, sobre todo las mujeres burguesas y aristocráticas, que temían comprometer su reputación al tratar con gente corrompida y siguiendo a una guía que, aunque fuera noble y santa, aprecia un tanto temeraria en sus empresas.

Abandonada por las Auxiliares, desautorizada de hecho por los Protectores en el gobierno de su Obra, y ocupando el último lugar entre las hermanas en la casa de Carignano, mientras que su salud física se debilitaba rápidamente, Virginia parecía que encontraba nueva fuerza en la soledad moral.

El 25 de marzo de 1637 consiguió que la República tomara a la Virgen María como protectora. Suplicó con insistencia ante el Arzobispo de la ciudad la institución de las Cuarenta Horas, que comenzaron en Génova hacia finales de 1642, y la predicación de las misiones populares (1643). Se interpuso para allanar las frecuentes y sanguinarias rivalidades que, por motivos fútiles, surgían entre las familias nobles y los caballeros. En 1647 obtuvo la reconciliación entre la Curia arzobispal y el Gobierno de la República, en lucha entre sí por puras cuestiones de prestigio.Sin perder nunca de vista a los más abandonados, estaba siempre disponible, independientemente del rango social, para cualquier persona que acudiese a ella para pedir ayuda.

Enriquecida por el Señor con éxtasis, visiones, locuciones interiores y otros dones místicos especiales, entregó su espíritu al Señor el 15 de diciembre de 1651, a la edad de 64 años.

El Sumo Pontífice Juan Pablo II la proclamó Beata, con ocasión de su viaje apostólico a Génova, el 22 de septiembre de 1985, el mismo Pontífice la canonizó en la Basílica Vaticana el 18 de Mayo de 2003.
Reproducido con autorización de Vatican.va
___________________________________________________________________________________________

Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

Si NO desea el evangelio, santoral y meditación diaria y sólo artículos interesantes censurados por la prensa (la mayoría), unos 4 por semana escriba a: ave-maria-purisima+subscribe@googlegroups.com (responder el mensaje de confirmación).

Para de-suscribirse escribir desde su casilla de email a:
Si no se desuscribe es porque recibe el mensaje en su otro email que le reenvía al actual: debe escribir desde ese otro email.

viernes, 11 de abril de 2014

Tú Vía Crucis mi amado Señor

Tú Via Crucis, mi amado Jesús




Primera Estación- Tú mi Jesús, sentenciado a Muerte.
Adorémoste Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz, redimiste al Mundo.
Tan luego Dios, sentenciado a muerte y recién golpeado por una trompada del criado de los sumos sacerdotes, Tú mi Amado Jesús, si Tú cómo puedes estar sentenciado a Muerte, lo hiciste por mí y mis hermanos, y callabas y tenías Humildad Divina, enseñanos a callar cuando los demás nos insultan o maltratan, que Tú mi Amado Jesús, seas nuestro Ejemplo, gracias por sufrir por mí.
Señor Pequé, ten Piedad y Misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Segunda Estación- Jesús Cargado con la Cruz.

Adorémoste Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo
Tú mi Amado Jesús, Tú que dijiste el que quiera ser mi discípulo que cargue con su cruz y me siga, porque mi carga es liviana y mi yugo ligero, Tú solo Tú puedes darnos el ejemplo, tenemos tantos problemas en la vida, enfermedades, muerte de un ser querido, infidelidad conyugal, etc. y Tú nos dices, miren como Yo cargo mi Cruz, y ustedes si quieren seguirme no pueden ser menos que yo. Mi Señor, me dejás desconcertado, porque hay muchas veces, que yo vivo feliz, sin cruces aparentes y Tú me dices ven Adrián carga mi Cruz, ayúdame a cargar Mi Cruz, me dices y yo estoy muy tranquilo en mi mundito, que si me duele un dedo ya pongo el grito en el Cielo, Ven Adrián, Ven y carga mi Cruz.
Señor Pequé , ten piedad y Misericordia de mi
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Tercera Estación- Jesús cae por Primera Vez

Adorémoste Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
Tú mi querido Jesús, vencido por el peso de la Cruz, después de la brutal flagelación no se podía esperar menos, Tú tan humano como nosotros, pero a la vez tan Dios, me cuesta verte tirado en el suelo, por tu Majestad, pero tu de nuevo nos enseñas humildad, la humildad Tuya, que es el primer escalón hacia la Santidad, y Tú quieres que todos, todos, seamos santos, es duro seguirte Señor Jesús, Mi Amor, pero con tu ejemplo nos enseñas, caes y Te levantas, así debemos hacer nosotros ante el pecado, pecamos pero allí nomás nos confesamos, nos levantamos, gracias a Ti Señor, conservamos el Estado de Gracia. Gracias.
Señor pequé ten Piedad y Misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Cuarta Estación- Se encuentra con su Madre
Te adoramos Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
Tú mi Jesús, ya extenuado, sin fuerzas y agotado, ves entre la gente la cara de tu Mamá , que bálsamo habrá sido esa vista Inmaculada y Santa para Ti, pero que dolor para tu Madre, verte hecho arapos y lleno de sangre, pero Tú también sufrías por Ella, aunque un sentimiento de felicidad sintió tu Alma ante tal Mirada, un sentimiento de alivio ante tanto dolor. Ella quiso hablar con Vos, pero los soldados romanos la empujaron para que se hiciera a un lado. Cuantas veces dejamos a Nuestra Madre de lado, sin saber que ella es la Perfecta Intercesora entre nosotros y Jesús.
Señor pequé ten Piedad y Misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Quinta Estación- El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la Cruz.
Te adoramos Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
Tú mi Dios y Señor, necesitas de nosotros para que te ayudemos, que anonadamiento, que humildad, que bajeza para todo un Dios, pero si tu necesitas de las manos del Sacerdote para que haga tu Persona presente entre nosotros, necesitas de nosotros los seres humanos, para expandir Tu Palabra a toda la Tierra. Si Señor Jesús, no somos nada y Tu necesitas de nosotros, para que nos ayudemos unos a otros, para que nos amemos cómo Tú nos has amado.
Señor pequé ten Piedad y Misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Sexta Estación, La Verónica enjuga el Rostro de Jesús.
Te adoramos Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo
Siempre mi Querido Jesús, las mujeres son las más valientes para plocamarte, adorarte, bendecirte, los hombres somos menos fervorosos, tened piedad de nosotros Señor Jesús. En este caso la Verónica, valientemente se abrió paso entre los soldados y la gentuza y con un lienzo te seca el Rostro, que bondad, que humildad la de esta mujer. Nosotros seríamos capaces de limpiar las heridas de nuestros hermanos, heridas no solo físicas, morales, espirituales y psicológicas, seremos capaces de acompañar a algún enfermo con estas características y ayudarlo, confortarlo, si eres mujer tienes más probabilidades.
Y como regalo Tú le imprimes tu Santa Faz en su lienzo. Que gesto sublime tuviste Jesús, cuando estabas en la etapa peor de tu vida. Gracias Señor Jesús.
Señor pequé ten Piedad y Misericordia de mi
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Séptima Estación- Jesús cae por segunda vez.
Te adoramos Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
Amigo Jesús, caes por segunda vez, es que tu cuerpo, humano como es, por hacerte igual a nosotros, es débil, esto es una gran enseñanza para nosotros pobres pecadores, podemos caer cuantas veces sean y Tú estas ahí para Salvarnos, por medio de una sincera confesión, también nos dices que debemos tener Directores Espirituales para andar por Tú senda, gracias Jesús porque tu segunda caída nos bendice.
Señor Pequé ten piedad y misericordia de mi.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Octava Estación- Jesús Consuela a las mujeres de Jerusalén.
Te adoramos Cristo y te bendecimos que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
En medio de tu terrible dolor, Tú consolando a todos ese consuelo a las mujeres de Jerusalén, fue un consuelo para todos nosotros, de todos los tiempos posteriores, pero también tu sentencia, “Si hacen esto con el leño verde, que pasará con el leño seco”, como diciendo que a Ti que eres el Justo por excelencia le hacen esto, que pasará con nosotros pecadores. Y también nos dices que no nos preocupemos por El sino por nosotros y nuestros hijos, en esto nos quieres decir de nuevo el Mandamiento del Amor, amensé unos a otros como Yo los he amado.
Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Novena Estación- Jesús cae por Tercera vez
Adorémoste Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
Y caes de nuevo Mi Señor y Mi Dios, esta tercera caída es para demostrarnos de una vez por todas, que el Espíritu está dispuesto, pero la carne es débil. Por más que nos creamos justos que vamos por el camino del bien y estamos haciendo bien las cosas, ahí mismo podemos pecar contra Ti, como siempre lo hemos hecho, no por ser puros, humildes y buenos con los demás y con nosotros mismos, no significa que no podemos caer de nuevo en pecados aún más grandes que los anteriores, pero ánimo dice Mi Jesús, yo también me caí tres veces y me levanté, ánimo, aunque caigan mil veces ánimo, Dios está con nosotros.
Señor pequé ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Décima Estación- Jesús es despojado de sus vestiduras
Adorémoste Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Mi Jesús te desnudan al frente de todo el mundo para reírse de ti, aquí tu nos enseñas a perdonar a todo el mundo, por grande o pequeña que fuera la ofensa debemos perdonar, Vos nos dás el ejemplo y además tu estabas exhausto , estabas sin ninguna fuerza, ya perdonaste, ya no te importaban las risotadas burlonas de la gentuza. Tenías vergüenza por tu Madre María, que en esos momentos estaba cerca de ti y por María Magdalena, pero tu Madre te veía con ojos de Amor Puro, cómo no iba a ser así si era tu Madre.
Señor pequé ten piedad y Misericordia de mi.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Décimo Primera Estación- Jesús es clavado en la Cruz
Adorémoste Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
Vos Señor de mis quereres, fuiste clavado en la Cruz, de manos y pies, que dolores terribles habrás sentido, Vos ya que estabas todo llagado en toda parte de tu cuerpo y ahora esto. Con esto nos enseñas a soportar el dolor, que el dolor no tiene la última palabra, que el dolor pasa y viene la paz, la Paz que sólo Dios puede dar. Tenemos que aprender a soportar el dolor, por más fuerte que sea, Dios no nos manda pruebas que vayan más allá de nuestras fuerzas.
Señor, ten piedad y misericordia de mi
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Décimo Segunda Estación- Jesús Muere en la Cruz


(de rodillas)


Adorémoste Cristo y te bendecimos, porque por Tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
Acá antes de Tu muerte, perdonaste a todos los que te hicieron sufrir, le dijiste a un forajido crucificado a tu derecha “hoy estarás Conmigo en el Paraíso”, por un momento te sentiste completamente solo “Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has abandonado?”, esto fue el dolor Supremo, después dijiste “todo está consumado” y después sentiste la cercanía del Padre nuevamente,”Padre en Tus manos encomiendo mi espíritu” y con un fuerte grito expiraste. Amado Jesús que en nuestra muerte repitamos tus palabras finales, danos esa gracia,”Padre en tus Manos encomiendo mi Espíritu”.
Señor pequé, ten Piedad y Misericordia de mí.
Padre Nuesto, Ave María y Gloria
Décimo Tercera Estación- Jesús en Brazos de su Madre.
Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque por Tu Santa Cruz, redimiste al mundo
Que tristeza la de María, con el cuerpo de su Hijo todo ensangrentado y desgarrado, que dolor más inmenso, inconmensurable para una Madre, solo una Madre que perdió un hijo, lo puede alcanzar a comprender, que hueco en el Alma y junto a Ti están María Magdalena y el Apóstol Juan, pero no alcanzaban para consolarte. Tu Señor nos enseña en este dolor a ofrecer todos nuestros dolores, por los pecadores, por los enfermos físicos y mentales, por los que han perdido un familiar querido. Y el Sufrimiento se transforma en Redentor.
Señor pequé, ten piedad y misericordia de mi.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Décimo Cuarta Estación- Jesús es puesto en el Sepulcro
Adorémoste Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
José de Arimatea, hombre justo y piadoso, le prestó el sepulcro a María para poner a Jesús, le untaron unos ungüentos por todo el cuerpo, por supuesto las mujeres que lo seguían, su Madre, María la de Magdala y María de Cleofás, todas lloraban, menos María su Madre, porque tenía bien claro que al tercer día Resucitaría.
Señor, Pequé ten piedad y misericordia de mi.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.


FIN



Adrián Prunotto