La soledad, puede ser un excelente estado de vida, que nos enseña muchísimo de nosotros mismos, cómo lo hizo con Jesús y tantísimos Santos. En la soledad debemos estar dispuestos a luchar con nuestros demonios interiores, que no son nada más ni nada menos que todas lasa cosas, incluídas las personas, que nos atan a este mundo, también debemos estar dispuestos a los demonios reales a enfrentarnos a ellos, cono lo hizo Nuestro Señor Jesucristo y gran cantidad de Santos. Cómo dice la Biblia en boca de Jesús, no le teman al demonio, más bien témanle a Aquel, que al morir, puede llevarlos al Cielo o al Infierno.
No le tengamos miedo a la soledad, como estado espiritual, así cómo vivieron los eremitas o ermitaños de los primeros siglos de la Cristiandad.
Señor Jesús y María, te ruego no temerle a la soledad y si me toca o elijo vivirla plenamente , como la viviste
Vos en el desierto, ¡Ayúdame Señor!.Gracias. Amén.
ADRIÁN PRUNOTTO
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