Así como todas las madres de la tierra aman entrañablemente a sus hijos, y les proporcionan todo lo necesario para crecer y desarrollarse, así Nuestra Madre del Cielo nos ama más de imaginable y nos otorga todas las gracias para que crezcamos espiritualmente y seamos Santos como Dios Quiere.
María desde su fiat, hizo entrar la Salvación al mundo y por eso es corredentora, Jesús como hijo amado y amante de María Santísima, quiso llevarla a su Madre al Cielo en Cuerpo y Alma y la Coronó como Reina y Madre de todo lo creado. Desde allí María nos da todas las gracias que vienen de Dios y pasan por sus manos hacia nosotros. Agradescámole a Dios Nuestro Señor, tener una Madre que nunca nos deja y está atenta a todas nuestras necesidades. Amén.
Adrián Prunotto
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