Discernimiento de Espíritus

Hay que saber distinguir entre los buenos y los malos espíritus, que quieren penetrar nuestra alma.
Por ejemplo, a los que andan de pecado grave en pecado grave, es propio del buen espíritu punzarle y oponérsele, poniéndole obstáculos. Como es propio del mal espíritu seguir actuando de manera gozosa y alegre, para que el pecador continúe en sus actos malos.
En cambio para los que andan en la senda del Señor, es totalmente lo contrario, es propio del buen espíritu alentarlo, ayudarlo para que siga adelante, mientras que el mal espíritu le pone trabas, dolores, etc. para que cambie de rumbo.
Para oponerse al mal espíritu es necesario dos cosas, humildad y valor y así se resiste a sus tentaciones y éstas desaparecen.
Otra cosa importantísima para librarse de las tentaciones, es contárselas a algún confesor o director espiritual, y al salir la tentación a luz, el demonio se escapa volando, tentación contada, tentación ganada.



Adrián Prunotto